Startups, la revolución tecnológica
La explosión de startups, pequeñas empresas tecnológicas de nueva creación, es un hecho. El primer dilema, antes incluso de nacer o tener nombre es: ¿hacia qué mercado quiere dirigirse?, ¿local, global? Es más fácil el primero, pero más prometedor ser global. En el nuevo mundo, no hay nada imposible. Cada vez más, se aspira a romper fronteras.
El programa gubernamental ‘Startup Chile’ demuestra que esto es posible desde el primer momento. La finalidad de este proyecto es dinamizar la innovación en dicho país, aislado por su geografía. La iniciativa ofrece 32.000 euros a cualquier aspirante de cualquier lugar con dos únicas condiciones. “Que uno de sus fundadores venga a residir en Chile durante 6 meses y que la idea sea global, es decir, que pueda crecer fácilmente”. Solo en el primer año se han apuntado 320 startups de 35 países.
Uno de los ejemplos más ilustrativos es Jogabo.com, una red social para organizar partidos de fútbol entre amigos. Basta con proponer lugar y hora para que los interesados puedan proceder a inscribirse. Aquellos que desean saber si algo especial se trama en su localidad, solo tienen que activar el botón “descubrir”. Se usa en Madrid, París, Sao Paulo, Nueva York…
Otro ejemplo es Gidsy.com, ideado por dos hermanos diseñadores holandeses y un desarrollador austriaco, instalados en Berlín. Sirve para encontrar todo tipo de actividades recreativas, sea en la ciudad donde se vive o en el lugar que se visita. Desde un curso de yoga hasta un paseo por los museos.
Creada en Amman, Jordania, Zaitouneh.com es otro ejemplo. Ofrece recetas de cocina cuyos pasos principales se muestran en vídeos de menos de tres minutos. Excelente para usarlo como base e improvisar. “Los 20 chefs que hoy me ayudan son en su mayoría jordanos”, comentaba en octubre su fundadora Fida Taher. Esta emprendedora incipiente está decidida a que su empresa sea global tan pronto como sea posible.
Waze.com es quizá la más ambiciosa de esas startups. Se trata, de una “aplicación social y móvil de navegación o, mejor todavía, de una aplicación social y móvil para los viajes cotidianos entre el lugar de residencia y el trabajo”. Nada más instalarse en el smartphone y una vez que se completa el registro de usuario, la aplicación hace uso del GPS para registrar en la plataforma las rutas que se toman. A continuación, los mapas van completándose a medida que la gente prueba nuevos itinerarios y se va incluyendo información de la situación de la calzada, incidencias, velocidad recomendada. El modelo de negocio está vinculado a la publicidad, particularmente eficaz pues se vincula a sitios frecuentemente transitados por los usuarios. Waze cuenta ya con más de 20 millones de usuarios.
Entonces, crear una startup con ambición global resulta técnicamente posible, a la vez que económicamente aconsejable.
Lo importante es entender que hoy, para un buen número de tecnologías, se impone ser global desde la cuna, dado que la mayoría corre el riesgo de desaparecer antes de haber alcanzado su verdadero potencial. Muchas de las propuestas que vemos surgir en la actualidad son relativamente fáciles de copiar. En un mundo donde los focos de innovación se multiplican, la única manera de garantizar una posición de privilegio, para que resulte más interesante asociarse que copiar, proviene de sacar lo más pronto posible una buena ventaja en el mercado global. Y tú, ¿te animas a innovar?