Los discos duros evolucionan: llegan los SSD
Lunes 07 de Septiembre 2015
Todos sabemos que un disco duro es un componente esencial en nuestro equipo.
Y todos sabemos por qué. Digamos que es el dispositivo en el que almacenamos todos los datos que tengamos en nuestro ordenador.
Y no sólo es importante porque ahí podamos guardar nuestros documentos, fotos o vídeos, en el disco duro es donde se encuentra instalado el sistema operativo, así como todos los programas que utilicemos en el equipo.
Con el paso de los años se han ido mejorando: han aumentado de capacidad, la velocidad de lectura y escritura ha mejorado, su tamaño se ha reducido… Esto representa una mejora constante, pero no una evolución. Hasta la aparición de los discos duros SSD.
Los SSD (Solid-State Drive, en castellano Dispositivo de Estado Sólido) son dispositivos de almacenamiento que utilizan memorias flash para guardar los datos en lugar de los discos magnéticos que utilizan los discos duros tradicionales.
En comparación con los discos tradicionales, los SSD ofrecen muchas ventajas, siendo la más destacada la velocidad de transmisión de información que ofrecen. Que queremos decir con esto: que todo se carga más rápido en nuestro equipo. Un ejemplo muy claro es tener instalado el sistema operativo en un disco SSD: bastan unos pocos segundos para tenerlo listo para usar tras haber encendido el ordenador. Lo mismo ocurre con los programas que tengamos instalados, ya que en segundos, estarán abiertos.
Con un SSD, esperar un minuto para abrir un programa o cargar el sistema operativo se ha acabado. Y muchos os preguntaréis, ¿este aumento de velocidad, a qué se debe? La respuesta es sencilla: a diferencia de los discos duros tradicionales, un SSD carece de piezas móviles en su composición, lo que agiliza y mucho el acceso a los datos.
Además, el hecho de no tener partes móviles reporta otra ventaja: son menos sensibles a golpes o vibraciones, lo que se traduce en una mayor fiabilidad y menor riesgo de perder datos por daños del dispositivo.
Llegados a este punto vemos que todo son ventajas, pero hay dos pequeños “peros” en esta tecnología: la relación entre precios y capacidad. Los SSD a la venta no disponen de una alta capacidad de almacenamiento (es difícil encontrar discos SSD de 512 Gb o más), y su precio también deja mucho que desear, ya que el coste por megabyte es más elevado que un disco duro tradicional. Esto es debido a que es un producto novedoso y que aún le falta expandirse a muchos usuarios. ¿O acaso los discos duros tradicionales eran baratos cuando se pusieron a la venta?
Si algo está claro es que los discos duros SSD son el presente y el futuro del almacenamiento. Son múltiples las ventajas que ofrecen, y su expansión sigue día a día. Sólo falta que ofrezcan una capacidad mayor y que los precios sean más asequibles, pero desde nuestro punto de vista, es sólo cuestión de tiempo.
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